martes, 23 de agosto de 2011

Habló Sánchez con Olé.

"Los hinchas nos empujan a dejar todo en la cancha"


Carlos Sánchez, la figura en Mendoza, dice que "no hay palabras para agradecerle a la gente" y cuenta cómo le cambió la vida llegar a River. Almeyda, el hijo que espera y la intimidad de un refuerzo que es un lujo.

La vida puede cambiar en un segundo. O en un mes, como le pasó a Carlos Sánchez. Sin opacar la idolatría de Cavenaghi ni la exquisitez del Chori Domínguez, el uruguayo, refuerzo de lujo, fue la figura en Mendoza. Después del exquisito pase a Cavegol y de su grito, el uruguayo le abrió las puertas de su intimidad a Olé . Recién instalado en Recoleta, con su mujer Selene embarazada de 11 semanas y su pequeño hijo, Máximo, de dos años, Carlitos cuenta todo con esa voz suave que contrasta con la imagen agresiva y virtuosa que muestra adentro de la cancha.

-En un mes y apenas dos partidos en River ya se te dio vuelta la vida.

-Y, es un cambio muy fuerte, de los más grandes que tuve, uno de los momentos más importantes de mi vida. Pero por suerte estoy bien, tranquilo, con confianza, y espero seguir así.Me siento con mucha fortaleza para encarar esto, que en definitiva recién empieza.

-No necesitaste adaptación. ¿Tenías miedo de que te pesara la camiseta? -No, para nada. La camiseta de River tiene una historia gigante atrás y no se merece el lugar en el que está. Pero nunca la sentí como una presión. Acá la única presión es ganar y por suerte el grupo me ayudó mucho para estar cómodo y dar lo mejor de mí. Todos venimos haciendo un gran esfuerzo para dar vuelta esto. Empezamos con buenos resultados, pero sabemos que el camino es largo.

-¿Te sorprendió tanto apoyo de la gente? -La verdad que sí. No hay palabras para agradecerles lo bien que nos hacen sentir. Los hinchas van a todos lados con nosotros, nos alientan, nos tiran buena onda y eso hace que uno se mate. Nos empujan a dejar todo en la cancha.

-¿Los hinchas ya te reconocen por la calle? -Un poco sí. Bah, bastante... Y es lindo porque significa que estoy haciendo las cosas bien.

-¿Qué te dicen? -Me agradecen, me elogian, me alientan, me repiten que vengo bien y que siga así, que no afloje.

-¿Y los hinchas de los otros equipos? -Por ahora ninguno me insultó, ja... Menos mal, porque soy muy calentón y hubiera reaccionado. La gente es respetuosa, pero ya me crucé con algunos que me dijeron que me querían en Boca...

-Recién dijiste que sos calentón y se notó cuando lo encaraste a Chichizola. ¿Te arrepentiste? -Y, sí. Pero no le recriminé nada. Sólo le dije que saliera confiado, que seguro la agarraba. Como terminó en gol, nos calentamos los dos. Igual, enseguida nos tranquilizamos, ni siquiera llegamos a discutir. Lo malo es que quedó una imagen fea que no tiene nada que ver con lo bien que estamos como grupo. Ninguno de los dos somos quilomberos. Por eso ya pasó y quedó ahí.

-¿Por qué jugaste más suelto el sábado? -Matías me dio mucha confianza, me dijo que me ubicara en el sector que quisiera, que tuviera movilidad, que buscara la pelota y diera pases ofensivos, que es lo que a mí me gusta. Me pidió que tratara de juntarme con el Chori, Cavenghi y el Pelado (Aguirre), que la marca me la podían cubrir, así que no me preocupé y me largué.

-La asistencia que le diste Cavenaghi fue un gran pase ofensivo.

-Fernando es un goleador y hay que asistirlo. Hay que lograr que se sienta cómodo convirtiendo. Por ahora no le tocó, pero sus goles ya van a venir.

-Los tuyos, afortunadamente para vos, ya llegaron.

-Es importante llegar a un grande como River y convertir. Es una satisfacción muy grande. Y por la rivalidad que hay entre Godoy Cruz e Independiente Rivadavia encima tuve doble motivo para festejarlo.

-Seguro que lo habrás visto mil veces...

-No, te imaginás mal. Todo el mundo me repite que fue un golazo pero yo todavía no lo pude verlo tranquilo. El Chori me felicitó en la cancha y Cavenaghi también se me acercó cuando llegamos al hotel.

-¿En la cancha te diste cuenta de que había sido para tanto? -Para ser honesto, al principio pensé que se iba afuera. Recién cuando la vi que dobló y tocó la red, me puse muy feliz.

-El sábado fue el día de los pelados, porque también se le dio el festejo a tu compadre Aguirre.

-Me pone muy contento por él. La viene remando desde hace rato y se lo merece. Aunque el brujo fue Almeyda, que antes de salir del hotel nos dijo a los dos que íbamos a hacer un gol cada uno.

-Hablando de Almeyda, te acusó públicamente de su retiro. ¿Realmente vos lo retiraste? -Fue un choque sin querer. Le quedó mi codo en la costilla, pero son circunstancias... Siempre me lo echa en cara, y para mí es un cargo importante. Me lo dijo apenas llegué a la pretemporada y me lo repite a cada rato eso de que yo fui el que lo retiré.

-¿Le pediste disculpas? -No, porque no se lo hice a propósito. Ahora me río cada vez que me lo dice y pienso que si no hubiera sido por mi codo, hoy estaríamos jugando juntos.

-Juan Manuel Díaz, el otro uruguayo del plantel, ¿te defiende? -No, je. No se mete. Con Juan ya habíamos sido compañeros durante un año en medio en Liverpool y nos llevábamos rebien. Era un grupo como el que hay acá, muy sano, y conseguimos entrar a la Copa, que fue importante. Ojalá acá logremos el ascenso.

-Para hacerlo tienen que afrontar un torneo tan largo. ¿Los preocupa? -No, pero sabemos que no nos podemos relajar. Hay que mantener este nivel y esta actitud. Siempre pensamos que se puede dar un poco más, aunque lo positivo es que arrancamos con dos triunfos y eso te ayuda a corregir lo que se hizo mal y te da más confianza. Ahora hay que tratar de que el volumen de jugeo que mostramos por momentos se pueda mantener la mayor cantidad de tiempo posible.

-¿Y a vos qué te falta? -Y, a veces me voy mucho para adelante, me tiento y tengo que estar más tranquilo, no volverme loco, ser un poco más paciente. Pero me traicionan mis ganas de ir para arriba.

-Por lo que dicen tus compañeros, también te traiciona tu risa.

-Es difícil verme serio o mal a mí. Siempre estoy de buen humor. Soy educado y trato de disfrutar de este buen momento. Y me pone contento que mis compañeros lo reconozcan.

-Para estar así habrá sido fundamental tener a tu familia con vos y haberte sacado de encima la convivencia con Aguirre.

-Sí, obvio. Que Selene, mi señora, y Máximo, mi nene, estén conmigo es muy importante. Me siguen a todos lados y yo los necesito cerca. Con decirte que tengo el nombre de mi hijo tatuado en el brazo...

-El pelado te extraña.

-Lo dejé solo, ja. Igual, compartimos la concentración y hasta me empezó a cebar algunos mates. Pero es un desastre, así que mejor los hago yo y listo...

¿Tu esposa te ceba mate o te hace cargo a vos como Martín? -Ella siempre me hace un buen matecito. Ahora no puede porque está embarazada y no se siente del todo bien. Ya se le nota la pancita, así que estamos todos muy contentos: está de once semanas y creemos que nacerá en abril -¿Quieren una nena para tener la parejita? -Sería lindo, pero si es un varón nos da lo mismo.

-¿Y Máximo ya sabe? -Sí, al principio decía “hermana no”, aunque ahora ya le da besos a la panza y está contento. Se me da toda la felicidad junta.

-Mas no podés pedir.

-La verdad que no. Todo es motivación porque me siento bien en lo personal y lo puedo reflejar en la cancha y también en el grupo. Ojalá siga todo así y termine como esperamos..

-Entonces, en el 2012 te vemos con otro hijo y con el pelo largo.

-Ja, ja, ja. Sí... Se lo prometí a Olé y no me olvido: si salimos campeones, me dejo el pelo largo.

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