Y ahora, ¿qué vas a hacer con los parlantes?
El Gobierno de la Ciudad prohibió el ingreso de bombos para el Superclásico, justo cuando los amigos de La Boca se preparaban para decorar la popular local a puro bafle. Bostero, juntá gente para cantar, que se te acaba otra mentira más.
En 2010, producto de una foto que tomó un hincha de Boca y que fue publicada en un foro xeneize, se develó una de las últimas mentiras del eterno rival. Aquellos bombos y trompetas que sonaban con una fuerza de extraña expansión cada vez que el club de La Ribera se presentaba en La Bombonera, eran producto de los parlantes que usaba La 12 para sobredimensionar la acústica de sus instrumentos.
Es real, nada más alejado de las chicanas folclóricas que enmarcan a esta superclásica rivalidad. Colocaban una serie de bafles detrás de las postes de los paraavalanchas, en el corazón de segunda bandeja de la popular local, con la intención de maginifcar esa pasión que por sí solos jamás pudieron demostrar.
Y así va a quedar en evidencia el próximo domingo en La Boca, cuando ya no puedan entrar los bombos que los ayudaban a minimizar tanta amargura. No importa, bostero, amontoná parlantes igual, que lugar tenés de sobra.
En 2010, producto de una foto que tomó un hincha de Boca y que fue publicada en un foro xeneize, se develó una de las últimas mentiras del eterno rival. Aquellos bombos y trompetas que sonaban con una fuerza de extraña expansión cada vez que el club de La Ribera se presentaba en La Bombonera, eran producto de los parlantes que usaba La 12 para sobredimensionar la acústica de sus instrumentos.
Es real, nada más alejado de las chicanas folclóricas que enmarcan a esta superclásica rivalidad. Colocaban una serie de bafles detrás de las postes de los paraavalanchas, en el corazón de segunda bandeja de la popular local, con la intención de maginifcar esa pasión que por sí solos jamás pudieron demostrar.
Y así va a quedar en evidencia el próximo domingo en La Boca, cuando ya no puedan entrar los bombos que los ayudaban a minimizar tanta amargura. No importa, bostero, amontoná parlantes igual, que lugar tenés de sobra.
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